Diseño escenográfico inspirado en la adaptación cinematográfica del guion No mires a los ojos de Félix Viscarret, donde el espacio se convierte en una extensión de la mente del protagonista. La casa familiar, construida como un set, se concibe como un organismo vivo: su planta y distribución responden a la anatomía de un cerebro, reflejando el estado mental de Damián. Líneas limpias, geometrías modernas y una atmósfera cromática en constante cambio traducen la evolución psicológica de la historia. El diseño integra pasillos circulares, reflejos y transparencias para explorar el límite entre ver y ser visto, llevando al espectador a un recorrido visual y emocional que habita entre lo real y lo imaginado.